Descripción
¿Quién teme al diablo negro? ¡Nadie! Todos los jugadores quieren deshacerse de él antes de que acabe la partida.
Todas las cartas de la latita, tienen una pareja idéntica, están así pensadas para que puedan ser emparejadas a medida que avanza la partida. Todas tienen pareja salvo una, el diablo negro. Antes de comenzar, se reparten todas las cartas entre los jugadores que participen en la partida. Han de repartirse boca abajo, para que cada jugador conozca sólo sus propio mazo, el de los demás será secreto. Cada jugador mira sus cartas y comenzamos a jugar. El jugador de turno, robará una de las cartas de la mano del jugador que está a su lado. Si la carta que roba le permite formar pareja con alguna de las suyas, las empareja y las deja frente a él en la mesa. Si no, la añade al mazo de cartas de su mano y continúa el siguiente jugador.
La partida termina cuando uno de los jugadores se queda únicamente con el diablo negro en su mano. En ese preciso instante, todos los jugadores cuentan el número de parejas que han logrado y el ganador tomará el lápiz negro que se incluye en la latita. Será el justo vencedor y podrá pintarle a quien se ha quedado con el diablo negro la nariz de color negro.
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